Niña bajo paisaje sonoro.
Trescientos sesenta grados de nada.
nada en trescientos sesenta grados.
Tan solo el lamento de una tierra herida y cuarteada.
sombras de árboles resecos.
solo fósiles perpetuos.
Sobre mi cabeza,
un cielo clemente
que se deja rasgar, cruzar,
por el salvaje paso
de pájaros sedientos.
Su vuelo, hace gritar al viento
que arremolinado
aparece entre las corrientes templadas
de un aire sonoro y cuarteado.
Ana Alcaraz
Enero.07
Trescientos sesenta grados de nada.
nada en trescientos sesenta grados.
Tan solo el lamento de una tierra herida y cuarteada.
sombras de árboles resecos.
solo fósiles perpetuos.
Sobre mi cabeza,
un cielo clemente
que se deja rasgar, cruzar,
por el salvaje paso
de pájaros sedientos.
Su vuelo, hace gritar al viento
que arremolinado
aparece entre las corrientes templadas
de un aire sonoro y cuarteado.
Ana Alcaraz
Enero.07